Bloc de notas sobre la marcha

miércoles, 5 de agosto de 2009

Gafas de sol

En estos tiempos, el uso de las "gafas de sol" se extiende más allá de su aplicación primaria, esto es, proteger los ojos de la luz directa del sol. Las gafas se convierten en estandarte de nuestra sintonía con la moda, o de nuestra indiferencia ante ella. Sobre la cabeza son diadema que sujeta hermosas cabelleras o que corona yermas azoteas despobladas. Colgadas de un cordón, son símbolo de despiste o medalla que se exhibe con orgullo.

Ancladas sobre la nariz, en fin, son una máscara que oculta nuestros ojos a la vista de los demás, tapando excesos y miradas indiscretas o aburridas. No me acostumbro a la pérdida de contacto visual cuando hablo con alguien que las lleva puestas.

Las gafas de sol han salido de su entorno natural para utilizarse en todas partes y a todas horas. Por la noche. Dentro del agua en la playa o la piscina. En interiores, incluso mal iluminados. Me pregunto si esas parejas tan a la moda que lucen las gafas de sol hasta en sótanos tabernarios y garajes, se las dejarán puestas durante los momentos más íntimos de su vida. Igual eso se la hace más soportable.

Mis gafas de sol son las mismas hace 20 años, están casi siempre en el coche, y sólo me las pongo cuando tengo el sol de frente. Señal de que no he entendido nada.

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