Bloc de notas sobre la marcha

jueves, 19 de noviembre de 2009

El segundo mundo.

Cuando se habla del tercer mundo, se da por supuesto que nosotros vivimos en el primero. Entonces, lo que no veo claro es cuál es el segundo mundo. Lo intuyo como un purgatorio o zona de cuarentena entre el tercer infierno y el primer cielo.

¿Serán las pateras el segundo mundo?

domingo, 15 de noviembre de 2009

Escribir o leer.

"El escritor escribe lo que puede, mientras que el lector lee lo que quiere". Me gusta esta frase de Borges, ese gran provocador, porque me revuelve y me hace pensar. pero para ponerla en duda, no para estar de acuerdo. Me explico:

1) Técnicamente. puedo admitir que, en un momento dado, un escritor ante un folio en blanco, puede estar en desventaja comparado con un lector ante una librería o biblioteca repleta de libros. pero ahí termina el efecto de la imagen. Porque ese lector no sabrá encontrar de forma inmediata lo que le "apetece" leer, ni con ayuda de bases de datos informáticas o ficheros bibliográficos. El escritor, por su parte, sin necesidad de mecanismos auxiliares, puede ponerse a escribir sobre lo que le apetece, de forma instantánea. Y, en potencia, existen muchos más asuntos, enfoques, frases y párrafos por escribir, que los que ya están escritos. En literatura, como en música, sí hay algo nuevo bajo el sol, y lo hay todos los días.

2) Existencialmente. Leer es necesario, pero es un acto pasivo (a ver si "acto pasivo" va a ser una contradicción...). Una afición que, a la mayoría de las personas que leen libros, no les cambia la vida. Escribir es un acto con mayúsculas, esfuerzo, dolor, alivio, orgullo, confesión. Sin necesidad de que nadie me lea, puedo vivir momentos, con sólo pensar un rato, que la lectura raramente me da. No todos los días se puede leer algo sublime, pero la medida de lo sublime la da nuestro propio gusto, y quién mejor que uno mismo para tenerse cogida la medida.

Entiendo que hasta los genios como Borges tengan momentos de pereza y prefieran sentarse un rato a leer.

Sinónimos de "el otro".

Aquellos a los que el gitano llama "payo", aquellos a los que el musulmán llama "infiel", y aquellos a los que el progre llama "facha" son, simplemente, la mayoría de la humanidad.

Basta con sentirse en posesión de la verdad para cometer la osadía de calificar a los otros, descalificándolos. Para intentar que la inmensa mayoría se sienta en minoría.

Odiseo.

Hace poco tiempo terminé de leer la Odisea de Homero, uno de los libros que me regaló mi padre y que llevaba años en mi lista de espera.

Ulises sufrió bastante, desde el sitio de Troya hasta su regreso a Ítaca. Pero, entre disgusto y disgusto, era recibido en grandes banquetes, o se los organizaba él con sus hombres a base de saquear a otros. Participaba en juegos, relataba su vida ante una audiencia absorta, escuchaba música... Y se entiende que no le faltaban mujeres con las que yacer.

Con esa vida, ¿quién querría volver a casa, al lado de Penélope? Vale, lo formulo como un chiste, pero realmente me cabe la duda. El poeta Kavafis, en su "Viaje a Ítaca", aconseja al viajero rogar porque su camino sea largo y esté lleno de aventura y de conocimiento. A lo peor, o a lo mejor, llegar a Ítaca no es el objetivo del viaje.

Una pluma de paloma como juguete.

Junio de 2005. Estoy comiendo en Toledo, en una pausa en el trabajo. Las mesas del restaurante ocupan el patio de una casa antigua, un lugar ideal para olvidarse del mundo que hay alrededor.

Una niña de unos cinco años, que anda jugando entre las mesas, encuentra en el suelo una pluma, creo que de paloma. Inmediatamente, se pone a limpiarlo todo con ella, como si fuera un plumero completo. Viene su hermano y se la quita. El juego del niño es tirar la pluma al aire para hacer que vuele.

Me resisto a creer que esta diferencia de comportamiento ante el mismo estímulo es innata. Tiene que ser educativa o ambiental. Los padres de estos niños son jóvenes, modernos aparentemente. En principio, nuestro lenguaje es "políticamente correcto", pero, ¿qué estamos transmitiendo a los niños con nuestros hechos?

¿Por qué permitimos que la diferencia entre mujer y hombre, que sólo debería ser relevante en ciertas facetas de la vida, la abarque en todos sus aspectos? ¿Por qué, en el lenguaje, siempre usamos "a" para las mujeres, y siempre "o" para los hombres? ¿Tan diferentes somos? ¿O seguimos, y seguiremos, siendo diferentes porque nunca renunciaremos a etiquetar a nuestros hijos desde la cuna, o desde antes?

El asunto me supera, es materia para profesionales de la educación, sociología, psicología... Sólo me atrevo a opinar que la eliminación del sexismo, en el lenguaje, no debería consistir en utilizar siempre el femenino y el masculino (usando o no la arroba en las frases escritas), sino en esquivar el uso de ambos géneros gramaticales, sustituyendo "hombres y mujeres" por "personas". Es lo que yo intento hacer, aunque no siempre sea posible.

Reflexiones breves.

Escribe lo que tú quieras, y tendrás el público que mereces. Escribe lo que te pidan, lo que te manden, o lo que esperan de ti, y serás el ídolo previsible de un público cautivo que no te merece. Y que no mereces.

El espejo de la madrastra de Blancanieves es la autoestima. Salimos a la calle con la mueca que nuestro espejo nos ha devuelto. Somos guapos, si creemos serlo.

La mejor explicación para el milagro de la vida, para la existencia del universo, es que seamos un sueño. Pero, ¿de quién?

El sol, para ser el Sol, ¿necesita a los planetas girando a su alrededor?

Si las musas existieran, ellas recibirían los premios literarios. Y citarían a su "brazo escribidor" en el prólogo del libro.

La lectura es una gran cosa. Pero, sin una contraposición entre lo leído y lo vivido, sin una interpretación propia, la lectura es un ejercicio pasivo, una simple asimilación "hacia dentro". De vez en cuando, sería sano dejar fluir nuestras propias ideas "hacia fuera".

Los teléfonos móviles incluyen una plantilla de mensaje que comienza con "No puedo ayudarle..." Qué mundo, ¿no?

Fíjate si soy más joven que tú, que yo ya era joven antes de que tú nacieras.

Con tal de que me dejen vivir en paz, estoy pensando en apostatar del agnosticismo.

"Si vas colgarte, cuélgate de un pino chico. Así, mientras crece, te lo vas pensando." (Escuchado a un camarero en La Alberca - Murcia.)